Opinión

Acá entre Nos

Gabriel López Castañeda

Los municipios ante el COVID 19

En estos días estamos llegando o ya rebasamos los 150 días de confinamiento, debido a la pandemia generada por el virus Sars Cov 2 o comúnmente conocido como Covid19 o coronavirus, una pandemia que inició según algunos a fines de noviembre; y últimamente, algunos dicen que desde agosto del año pasado, allá por las lejanas tierras de oriente, para ser precisos en Wuhan, China, una pandemia que tanto en todo el mundo y México no es la excepción, nos agarró totalmente desprevenidos y nos permitió conocer el grado de fragilidad de los sistemas de salud; y en nuestro caso la débil economía, que en la mayor parte de los municipios, es sostenida por la economía informal, al menos en cuanto al ingreso de las familias.

En el caso de los municipios poblanos, y podríamos decir de todos los municipios mexicanos, nos pudimos percatar de la gran dependencia que existe en todos los ámbitos a los gobiernos federal y estatal, existe poco margen de acción por parte de la autoridad local, pese a ser la autoridad mas cercana a la población, en el caso que nos ocupa, sus funciones van encaminadas a la convivencia y organización de la población, recolección de basura, en algunos casos agua potable, drenaje y alcantarillado y el tratamiento de las aguas residuales, el alumbrado público, los mercados, plazas y jardines públicos y reglamentar las acciones de convivencia y habitabilidad en su territorio, funciones determinadas en el Artículo 115 de nuestra carta magna, en base a eso los gobiernos municipales, tienen las facultades para hacer que muchas de las acciones que se hicieron por parte de la autoridad sanitaria federal y estatal se cumpliesen.

Cuando empezó a proliferar la pandemia en el mundo, escuchamos que en muchos países se implementaron medidas coercitivas para hacer frente a la propagación del virus, tales como: toques de queda, suspensión temporal de derechos ciudadanos, cierre de lugares públicos, medidas que eran tomadas por la autoridad nacional y obligatorias para población y gobiernos locales. En nuestro México, el gobierno apelo a “La buena conciencia y sabiduría del pueblo”; en algunos casos, la autoridad municipal intentó inhibir la circulación y movilidad de las personas, con el fin de limitar el conglomerado de personas, desafortunadamente con poco éxito, porque inmediatamente ciudadanos y organizaciones civiles lo difundían y viralizaban, porque algunas de estas acciones rebasaban su ámbito de competencia, las autoridades municipales tiene poco margen de maniobra para implementar medidas de carácter coercitivo.

En base a lo anterior, el lector se preguntará, ¿entonces que debió hacer mi ayuntamiento, para que muchas de las recomendaciones emitidas por la autoridad de salud se lograrán? La respuesta es sencilla, pero desafortunadamente desconocida para nuestros presidentes municipales, regidores y síndicos, como lo mencione al inicio, esperan que lleguen indicaciones de “arriba”, sin saber que como ningún otro orden de gobierno, tienen la facultad de la organización social, el municipio, al ser la autoridad mas cercana a la sociedad, puede implementar a cabalidad “la gobernanza”, es decir el trabajo en red, ir de la mano con la iniciativa privada, las organizaciones civiles, las autoridades auxiliares, los concejos ciudadanos, los comités de participación ciudadana, y con toda la sociedad organizada o no, esta RED, debe ser el principio básico del emprendimiento organizacional, definir objetivos claros y precisos, que se consoliden en acuerdos de Cabildo, luego entonces debemos aprender y tener conciencia que es desde la participación decidida y activa de la ciudadanía, que se deben sentar las bases de la organización social, y que si esta organización no la detona el ayuntamiento, parta desde la autoorganización de la población.

La organización social, es la mejor opción de los gobiernos municipales, hacerlo con inteligencia y con un carácter innovador, dejar atrás los miedos de organizar a la población. Acá entre nos, la pandemia aún está lejos de erradicarse, sus efectos aún son inciertos; al corto, mediano y largo plazo, los gobiernos municipales deben tomar la sartén por el mango y tener en mente que la organización social y la manera en que la gestionen, les asegurarán un mayor éxito en el cuidado de sus habitantes.

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